5.01.2012
Un día de Alfredo
Ayer 30 de abril estuvo encerrado en su casa. En la mañana ordenó su habitación, durante la tarde se dedicó a estudiar el psicoanálisis lacaniano, en la noche vio por segunda vez Vicky Cristina Barcelona y después de la medianoche retomó la lectura de Lacan. Hacia las dos de la mañana cerró el libro fotocopiado y se fue a dormir. Fue un día relativamente normal.
Hace exactamente un año atrás, el 30 de abril se convirtió en un día especial. Cenó una lassagna en compañía de una mujer alta, delgada y de ojos negros. Caminaron por las calles vacías y tenues de San Isidro y Jesús María hasta llegar a un parque gigantesco con bancas pintarrajeadas con liquid paper. Se sentaron en una de ellas y charlaron hasta la madrugada. Cinco días después fueron enamorados.
Ayer 30 de abril recordó aquella salida. No pudo evitar escuchar "Infinito" de Bunbury. Supo que ella, a esa misma hora (1:42 a.m.), estaba en algún lugar divirtiéndose. Se prometió a sí mismo volver a invitarla a salir en cuanto la volviera a ver.
La mujer es muy bonita, yo la veo todos los días, menos los domingos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)