9.06.2009

Ruidos pecaminosos


Estoy aquí, estudiando para el examen de mañana, che. El viento hacía mucha interferencia, ella no podía oírlo bien. Se acercó hacia la puerta del baño pero lo mismo que nada porque tampoco podía oírlo bien. Hablá más fuerte, no oigo nada, ¿tanto te cuesta hablar más fuerte? Por aquí oigo cosas medio raras, no sé de dónde provienen esos sonidos, están que me aturden, y vos que no venís. La muchacha caminaba de un lado para otro del pasadizo, esperando a que llegara. No quería sentarse, quería estar de pie para cuando él llegara. Revisaba las hojas del cuaderno de atrás hacia delante, fingiendo leer; pero, más pensaba en qué decirle al muchacho cuando llegara. Volvió a llamarlo por su celular. Che, ¿ya estás aquí? Dejate de pavadas y vení de una vez. Se cansó de tanto caminar y se detuvo en el muro, de espaldas a los deportistas que practicaban atletismo y natación, qué cansados se les veía. Daban muchas vueltas alrededor de la cancha, también, mientras se apoyaban entre ellos dándose gritos. Cansada estoy de ver a tantos chicos que se matan por las puras. Che, ¿ya estás aquí? Sos vos el que tiene la culpa, me dan ganas de arrojarte a la pileta y que ningún boludo te salve, vení de una vez por todas. Su mirada estaba fija a la puerta del baño, cuya puerta se abría de vez en cuando, misteriosamente, seguro que era el fuerte viento que corría por la villa deportiva. Parece que hay fantasmas ahí. Seguía pasando las páginas, mientras que sus miradas las repartía entre la entrada a la villa y la puerta del baño. Hasta que por fin llegó el muchacho. Te esperé más de una hora, boludo. Disculpame, no fue mi intención; vos sabés que siempre llego temprano donde vos digas. Andá, pibe, estoy cansada de esto, hay que terminar. Che, pero si siempre me decís lo mismo, recapacitá un poco, ¿querés? Me estás pidiendo que yo recapacite, vos sí que sos boludo, callate la boca y largate de una vez, ya estoy harta. No grités demasiado; ven, abrazame de una vez. Los gritos los escucho de otro lado; no me molestes, estoy estudiando para el examen de mañana, tengo que aprobar, che. ¿Tú estudiar? ¿Me estás cargando? Pará de insultarme, que te arrojo a la pileta y a ver si te salvas, ya que vos no sabés nadar. La puerta del baño se abría, qué jodidos fantasmas, y se volvía a cerrar. Los deportistas corrían incansablemente, dejando sus sudores en el suelo, con la mirada al frente, las olimpiadas estaban cerca. El frío era atroz, qué fuerte viento corría. En la villa todo es campo abierto, ahí corre un viento más fuerte. Abrazame, acercate a mí. Yo te quiero, mucho. Yo también, vos lo sabés…Dame un beso. Los ruiditos del baño eran cada vez más fuertes, jodidos fantasmas lo iban a arruinar todo. Pero es que vos siempre lo arruinas todo, vos sos el culpable de todo. ¿Qué crees que yo hago? ¿Me rasco las pelotas acaso? Sí, así es, che, te conozco muy bien, pibe. Del baño los fantasmas repetían vocales. El muchacho la tomó por los hombros, se la llevó a las tribunas para ver a los deportistas de la villa. Estoy cansada. Nada, estás divina; ninguna mina se puede comparar. Escuchá bien, parece que los fantasmas van a salir. No cambies la conversación, che. Pero cambiá, pibe, tenés que dejar de ser así y yo estaré mejor, te lo prometo, querido. Tomá mi chompa, me quiero arrglar. ¿A qué huele esto? ¿Con qué mina has estado, boludo? No arrojés mi chompa al suelo, no he estado con nadie. Negá, negá ahora que con ninguna has estado. Calmate, mi chompa no huele a nada, ahora está toda sucia. Y qué más da si tú nunca lavás nada. Adentro ya habían terminado y, alarmados, querían que allá afuera dejen de gritar. Disculpame, de acuerdo, yo soy el culpable. ¿Ves? ¿No crees que más fácil es que aceptes tus errores y luego te disculpes? Sí, lo sé; abrazame. De acuerdo, pero no te daré un beso, no lo pensés. Los deportistas habían acabado de correr todas sus vueltas alrededor de la cancha. Por la villa ya no corría mucho viento. Ambos muchachos estaban abrazados, de espaldas a la villa y de cara a la puerta del baño. Ambos cerraron sus ojos y respiraron profundamente. A los segundos, él abrió sus ojos.

- Che, los fantasmas del baño acaban de escapar. Estaban bien desarreglados, asustados y nerviosos. Parece que se asustaron de nosotros.

5 comentarios:

  1. Ja, ja. Por cierto...Muy divertida la foto sanmarquina. Je, je.

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  2. jajajaa si pues, fue una foto improvisada, no les pedi permiso, pero actuaron muy bien jeje! gracias!

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  3. muy buena ah! y las fotos tb, eres un fotografo nato =)

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  4. Gracias, Lorena! Como te dije, para mi, tomar fotografias es un acto complementario al placer de escribir...gracias y espero que pronto te crees tu blog!

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