10.28.2009

Ángel de la guarda


Ha de ser el primero, y quizá el último, pero es por algún motivo que escribo, y son las pocas lágrimas mi fundamento, los tres minutos de las instrucciones y el hilo al otro lado de la puerta.

Estás rodeada de libros, vives ahora rodeada de rosas, ahora ya no lloras, ya nunca ocultas tu sonrisa.

Nos gustaría no pensar, nos gustaría regresar, sentarnos en el jardín y conversar hasta que las primeras estrellas nos digan que ya es hora de partir.

La flor de mentiras está con nosotros, la musa ya dio su vuelo matinal, el número seis se arrepiente de existir y la bailarina nunca más dejará de danzar.

El aula ahora permanece solitaria, esperando tu tardía pero ansiosa presencia, y ahora sabe que estás en cada uno de los que mencionan tu nombre, los que recuerdan tu voz, tu sonrisa, tus libros y tu flor.

Porque ya no hay motivo de entristecer, porque ayer me dijiste que había que seguir, porque solamente tres minutos duró la pena, porque tu alegría invade nuestro ser.

Anfótera, just like me, Oh my…, and I love her, my Michelle.

En el corazón, tus ojos. En la mente, tu pasión. Tu sabiduría literaria y tu amor gigante que cuida amante los pasos de mi creación.

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