7.22.2010

No llega el otoño.


Si por curiosidad un día lees este sublime acto, ten la libertad de pensar en que todo ha quedado inconcluso, que mis líneas sobre ti aún no las termino de escribir, que todavía eres personaje de mi historia. Si por curiosidad te interesas en saber qué he escrito después del averno, convéncete de que escrito sobre ti y tus cabellos. Deberías fastidiarte, deberías enfadarte; pero no te gastes en hacerlo. Pensarás que más de un año es suficiente, pero yo aún no termino de hacer el recorrido. No, no te enfades. Solo que el olvido para mí no existe. El olvido que se escribe con tu nombre no existe. Y porque todas las noches imagino tu inesperada llegada -aunque sea breve-, con tus grandes ojos y tu hermoso cabello. No, no te enfades, niña de un hermoso verano pasado; en mi corazón aún no llega el otoño. Un encuentro, casual o planeado, entre ambos evitarás que ocurra. Y lo comprendo con tanto dolor. No lo he dicho todo, mi corazón aún tiene tantas palabras que entregarte, tantas acciones que ofrecerte; sin recibir nada a cambio. Sé que tienes un fuerte carácter, sé que también eres una llorona de primera, sé también que eres muy caprichosa y engreída, sé que eres dulce y hermosa, sé que tienes tanto talento e inteligencia; sé tantas cosas de ti...Sé que querías de cada beso una obra de arte, las canciones populares, y la pureza del tacto...Y ha pasado tanto tiempo ahora...Cuánto debemos de haber cambiado. Yo no tengo miedo del cambio. Sé que de nuevos amigos te has hecho, sé que de nuevos pretendientes te has rodeado, sé que eres la más bella de todas las mujeres, sé que tus cabellos y tus ojos, tus palabras y tu encanto, tu exigencia y tu talento, hacen de una mujer bella la más bella. Niña de un verano pasado, no te enojes, no enfades, no, tampoco y mucho menos llores. Es que en mi corazón todavía no llega el otoño. Y eso es todo.

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