1.20.2011

Al otro lado del Puente


Mañana tengo que ir al trabajo por la mañana. Lo malo es que tendré que dormirme con el celular al lado para escuchar la alarma cuya melodía me tiene estresado. Así la cambie por cualquiera, el mismo estrés se generará. Ya debo de haberme acostumbrado, porque durante un año estuve atento a la alarma del celular para ir a la universidad o para ir a trabajar. Supongo que el día de mañana servirá como un aviso del tipo "No te acostumbres a la tranquilidad de las mañanas veraniegas porque pronto te volverás a esclavizar al reloj digital". Lo bueno es que saldré a las cuatro de la tarde y desde ese momento seré libre hasta el día lunes.

¿Qué hacer durante este fin de semana? (Siempre me ha gustado esa expresión "fin de semana". Lo que me molesta es que no es exactamente un "fin" porque de nuevo viene el lunes. Lo mismo pasa con el fin de mes, fin de año, fin de la década, ... Pero es "fin de semana" y a vivirlo como si existiera un siguiente lunes). Seguramente me dedique a pasear por Lima y tomar muchas fotografías o quizá volver a la playa, sino es Playa Blanca, será más al sur.

El domingo familiar es obligatorio: ir a la casa de unos parientes que no veo hace mil años. Quizá encuentre alguna prima que no veo desde la infancia. Lo literario en esa reunión sería convertirme en Vargas Llosa y conocer a Patricia Llosa.

Dejando las bromas de lado, espero encontrar a la Maga saltando la Rayuela en un parque.

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