1.22.2011

Mareas


Estuve a solamente una confirmación de ser un asistente de iluminación en un matrimonio que se realizaría en el Golf de San Isidro. Pedí permiso con anticipación en mi centro laboral para poder descansar el día viernes. Nunca llegó la confirmación así que resignado tuve que ir a trabajar a la librería. Sin embargo, la canción de The Cure llegó y empecé a cantar "It's Friday, I'm in love".

Cuando pensé haber arrojado todo tipo de recuerdos y amores al mar, creí que viajarían sin rumbo por alguna corriente marina y aparecerían finalmente en alguna otra orilla muy lejos de la Costa Verde. Sin embargo, los vientos hicieron que todos esos recuerdos y amores regresaran violentos y veloces como un SMS de un Claro a un Movistar. Y después de casi 6 meses de inutilidad telefónica, recargué mi saldo y salí a responder los enredados y quejumbrosos sentimientos de una musa nocturna.

Son días, como el viernes, en los cuales la ansiedad se refleja en mi cara y no sé con cuánto esfuerzo logro disimular mis viajes mentales y amorosos. En Hollywood, en momentos como este, los personajes dicen: "Necesito un trago". No es simple invención del guionista o improvisación del actor o una repetida muletilla de éxito taquillero: es una verdad; lo digo yo que soy un pseudo-abstemio. Y vaya que funcionó.

De todas los tragos que existen, el pisco sour es uno de mis favoritos. Soy tan fanático de este cóctel que hasta me he vuelto un obsesivo catador. Sé qué tan buenos o malos pueden ser preparados, incluso los míos. El friday de ayer, preparé un Pisco Sour que, según me dijeron los que lo probaron, estaba buenísimo. Les creo. Son muy buena gente, por eso les creo.

"El trago inspira", escribió Vargas Llosa en una de sus mayores novelas. El trago inspira, trastorna, enloquece, envejece y provoca decir la verdad. ¿Verdad, Zavalita? Pues el viernes -con trago o sin él- dije la verdad una vez más. Una verdad que la tenía silenciada por respeto, por no querer fastidiar, por querer seguir llevando un amor furtivo cuando ya no lo era. Sé qué tanto arriesgo y qué puedo perder y qué ganar. Así, por eso, un viernes de Friday I'm in love, dije la verdad de mi amor.

La musa nocturna de ojos pequeños y hermosos, de larga y ondulada y majestuosa cabellera, de lindos dientes (no uses brackets por favor) y de una piel moreno-trigueña esplendorosa (pura lindura) también me dijo la verdad. Con trago o sin él, me dice siempre la verdad.

En mucho coincidimos, incluso hasta en la idea: menos en el futuro cercano. Hay dudas, hay temores, hay nervios.

Ahí es donde se empieza a querer: a decir la verdad. Sea cual sea la respuesta: hay verdad.

I don't care if Monday's blue
Tuesday's grey and Wednesday too
Thursday I don't care about you
It's Friday I'm in love.

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