1.23.2011

Chica Canela


La mañana se prestaba para ser un día normal. Pero existe Gustavo Cerati y su música para hacerlo espectacular. Escuchar todo el disco "Ahí vamos" de verdad que es viajar al mundo surreal. Pero hay alguien más que logra hacer el día extraño, el día anormal, el día genial.

Miraflores es un distrito que ha sido utilizado por mí (y por cientos) para tomar muchas fotografías. Y a pesar de que tengo alrededor de 500 fotos de este lugar, ayer volví y tomé algo de 100 más. Me encontré con un gran amigo que estaba con su enamorada. No quise interrumpirlos ni malograr sus caricias, así que solo les saludé. Algo palteados andaban.

Compré un regalo, motivado por el verano, por un programa de televisión de Nick y por mi propia terquedad. No lo pude entregar ese día, lo intuía, casi siempre eso ha pasado. Me quedé con el regalo en mi mano y tratando de adivinar lo que me dirían en mi casa al verme llegar. Caminé pensando en la musa nocturna, tratando de hilar seriamente todos mis sentimientos hacia ella y ni pensar en desafiar al destino, sino simplemente aceptar y vivir el Delirio. Llegué al paradero Ricardo Palma del Metropolitano y me llamó mi hermano mayor. Quedamos en vernos en el Centro Cultural de España. Al llegar, encontramos que estaban realizando performances de música electrónica. Más tarde se presentaría Rafo Ráez. No lo llegamos a escuchar en vivo pero sí lo llegamos a ver y hasta casi a saludar.

Caminamos primero y luego tomamos un bus a San Isidro. Fuimos a un restaurante detrás del hotel Los delfines y comimos pizzas y pastas. Allí, en ese salón vacío, mirando a través de la ventana esas calles vacías y limpias, pensé en ella. La enamorada de mi hermano, mientras revisaba la carta, le pregunté qué pensaba sobre mi Musa Nocturna y toda nuestra historia. No pudimos concluir la conversación. Tampoco con mi hermano. Es probable que nunca lo pueda saber, sino hasta cuando nuevamente esté frente a ella y le vuelva a repetir todas aquellas palabras que a ella le gusta o fastidia o enternece o inquieta escuchar.

Al regresar pasada la medianoche escondí el regalo en mi cajón. Intenté dormir y solamente en mi cabeza escuchaba una y otra vez: (8) Chica canela, canela, chica canela, delgada...(8) Chica canela y delgada como ella lo es. Y la soñé hoy y espero otra vez mañana y pasado.

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