Querido Gus:
Yo no sabía de rock en español. Recuerdo haber escuchado a The Beatles, The Rolling Stones, Queen y Led Zeppellin; grandes bandas, maestros y semi-dioses. Su música era tan buena y envolvente, pero había un problema: Yo no entendía lo que cantaban. Paporreteaba apenas los coros y simulaba tocar la guitarra como ellos. Así pasé algunos años de mi niñez hasta ese día, creo que era mayo, por la mañana, cuando encendí la radio y escuché esa canción lenta y rockera, una voz oscura y alucinante: Cuando pase el temblor. ¿Quién era el que cantaba? ¿Qué banda tocaba así de bien? Créeme, Gus, que esa canción la tuve sonando en mi cabeza todo el día. Y fue genial. Días después escuché tu voz pero esta ocasión precedida por un solo de guitarra misterioso, excitante y una letra tan emocionante: Persiana americana. ¿Quiénes eran, por Dios? Y semanas más tarde, en un concierto escuchar tu potente y emocionado grito: "¡Gracias, totales!" Gustavo Cerati con Soda Stereo. Y me enteré que se habían separado.
Gus, crecí con tus canciones, tan movidas, tan pop y rock, tan melódicas, sentimentales, oscuras, deliciosas y tremendos solos de guitarra. Soda Stereo, la legendaria banda de los ochenta que yo no viví porque recién los conocí cuando la banda se había convertido en una leyenda viva en las millones de voces de todos tus fanáticos. Años de años escuchando tus discos, intentando cantar igual que tú, tratar de tocar la guitarra igual que tú, peinarme igual que tú. Toda mi adolescencia fuiste mi acompañante aunque no lo supieras, en mi walkman, en la radio de la casa, en la radio del bus, en las clases de música en el colegio. Cerati, eras tú y Soda Stereo los que me movieron en remolinos.
Recuerdo que a mis 16 años andaba deprimido por tantas cosas que me habían pasado, por tanta desgracia humana que me rodeaba, no tenía música a mi alrededor. Un día caminaba por estas calles sucias y me detuve en un puesto de periódico a leer las desgarradoras noticias del día. Pero no todo era política, muerte y destrucción; no, en lo absoluto. Una noticia me hizo revivir al séptimo día y volver a escuchar música ligera: "Soda Stereo en Lima". Gus, lloré. Lloré con el corazón. No lo podía creer. Tuve que esperar hasta el 25 de octubre para tener mi entrada zona "Persiana americana" entre mis manos y luego esperar hasta el 9 de diciembre (último concierto fuera de la Argentina) para estar desde las 2 de la tarde en el Estadio Nacional y volver a esperar hasta las 9 de la noche, hora en la que entraste junto con Zeta y Charly al escenario, gritar buenas noches, Perú; y tocar "Juegos de seducción". Gus, fueron 3 horas inolvidables, eternas, que las recordaré de aquí a un millón de años luz.
Hasta ahora puedo sentir la emoción juvenil que me embargó ese día. Nunca decreció, es más, creció al saber que te volverías a presentar en Lima, pero esta vez, para presentar tu mejor y más grande disco: "Fuerza Natural". Y estuve ahí, en la zona "Rapto". Ese día lloré, casi casi de rodillas, al escucharte cantar "Lago en el cielo", la mejor canción que has compuesto en toda tu vida.
Un mes después caíste enfermo. Ha pasado un año y todavía no pasa el temblor para despertarte y volver a escuchar tu voz. Siempre le pido a Dios que te despierte si Él quiere, que todos tus fans siempre oramos por ti y que todos, absolutamente todos los días escuchamos tus canciones.
Cerati, eres el maestro de maestros. Tu voz es la voz del rock en español. Tú eres el genio del electrorock y de la guitarra. Soda Stereo es la mejor banda de rock en español y una de las mejores del universo. Tu trayectoria es gigante, tus canciones lo son todo, tu música es para volar hacia un viaje, el viaje rodeado de tanta Fuerza Natural. Y es mágico.
Tengo todos tus discos, siempre menciono tus canciones en cada conversación. Eres el más grande, Gus. Ya pasará el temblor, lo sé. Aún te queda tanto por decir, tanto por decir, tanto por decir...no te vas, te quedas aquí.
Un fuerte abrazo,
David.