Yo soy un asesino a sueldo, cumplo a la perfección todas mis misiones, nadie sabe cómo las hago y sueño todas las noches. Mis sueños son bastante extraños, al igual que mis misiones: nadie las sabe interpretar, nadie las entiende. Empecé a soñar todas las noches desde que realicé mi primer asesinato. Me pagaron bien y dormí plácidamente. Yo sí entiendo mis sueños; pero, hay uno que lo sueño a intervalos regulares de tiempo. Es increíble. Exactamente no es el mismo sueño, pero sí tiene mucha relación con los otros que son bastante parecidos. Es el único que aún no logro interpretar. Mis sueños no son premonitorios. Nunca se hacen realidad. Hay gente que los interpreta y dicen que sucederá de tal o cual manera, pero nunca suceden. Estoy totalmente convencido de que mis sueños no ocurrirán en la realidad. Mucho menos el que vengo soñando constantemente.
Cuando estaba en Turquía buscando a un comerciante para eliminarlo, escuché una conversación de dos turistas irlandeses que viajaban al Líbano para encontrarse con un anciano que dormía al lado de cualquier voluntario, colocando su mano sobre su cabeza, para poder soñar lo del otro y así interpretar su sueño. Me parecía algo inverosímil la idea de encontrar a un anciano que soñara por mí y que todavía interprete lo que sucedía en él. Decían, además, que el anciano deambulaba por varias partes de Asia y que era muy difícil encontrarlo, pero que seguro lo encontrarían en el Líbano. Se les notaba bastante alegres.
Después de matar al comerciante, viajé a Georgia para realizar mi siguiente misión. En ese viaje, también escuché hablar sobre este anciano. Ahora sí me parecía interesante. Me imaginaba al anciano sentado dentro de una cueva, esperando a cada uno de los viajantes a que les interpretaran sus sueños. Imaginaba que habría una larga cola de individuos esperando dormir a su lado.
Ahora estoy en Irak, deambulando por esas calles destruidas por la guerra y atentados suicidas, y contemplando una larga cola de hombres ansiosos que intentan ver el inicio de esta. Me acerco a pasos largos y me cuentan que hay dos hombres tendidos sobre el suelo, durmiendo plácidamente uno al lado de otro. Me quedo impactado al saber que, sin tanto esfuerzo, he encontrado al hombre que interpreta los sueños.
Como he llegado un día antes de mi misión, decido hacer la cola y esperar a que el anciano terminara con todos esos hombres para que por fin interprete mi sueño. Tengo que matar a un hombre que ha engañado a mi jefe. No me dio más explicaciones sobre el engaño, pero me dijo que lo matara de una vez por todas. Mi jefe estaba molesto, más bien nervioso, confundido y traicionado. Me pidió que me cuidara. Parecía que no le había ido bien. No lo reconocía del todo.
En la cola, el que está delante de mí, me cuenta que el anciano se ha ganado el cariño de todos porque siempre acierta con la interpretación de los sueños. En algunas tierras pensaban que era un dios o un nuevo profeta. Me trata de impresionar con muchas leyendas sobre el anciano, pero como me ve distraído, prefiere cortar sus relatos. Aún no estoy convencido que el anciano pueda interpretar todos los sueños.
Han pasado muchas horas para que me toque dormir junto al anciano. Estoy tan cansado y aburrido, y además que ya se ha hecho de noche, que simplemente me quedo dormido muy cerca del anciano que, por falta de luz, no logro ver su rostro.
Me levanto algo alarmado, porque siento que ya han pasado varios minutos de la hora acostumbrada de mi amanecer para poder realizar mi trabajo. El anciano está a mi lado despierto también, y hay una pequeña cola de hombres esperando ser atendidos. El anciano me mira a los ojos y me dice:
- Has tenido dos sueños.
- ¿En serio? Es extraño…por lo general siempre es uno. ¿Qué significaban?
- El primero trataba que fallarías en uno de tus trabajos: no tendrías éxito.
Me siento insultado. Es en este momento cuando identifico el rostro de mi víctima: es el anciano.
- Tu jefe te ha mandado a matarme. Soñó que tú morías en el intento de matarme. Y no lo aceptó.
Río a carcajadas. Esas carcajadas realmente ocultan mi nerviosismo. Ese anciano ha acertado todos los sueños de todos los hombres que han dormido a su lado, ¿por qué el mío no debe de interpretarlo? Estoy bastante nervioso, no sé cómo actuar. Estoy totalmente asustado. Lo único que hago es lo que me han mandado hacer: matar al anciano.
El interpretador de sueños yace muerto en el suelo. Yo estoy seguro: nadie puede interpretar mi sueño, nadie. Aunque, lo raro es que el sueño que él me dijo no era precisamente el que he soñado durante mucho tiempo. Totalmente confundido intento retirarme, pero la pequeña cola que se había formado ha crecido considerablemente en pocos segundos, y todos se acercan para eliminarme. Y lo logran.
Ya muerto, no lamento haber matado al anciano. Ahora sé que significa mi sueño.
L. 18/08/09
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