8.07.2011

Paseo Inmoral

¿Un lugar adónde pasarlo bien? Donde todo sea inmoral. Excelente respuesta, buen preparativo, no hay planes, obviar las ideas y esperar a que llegue la noche. Porque la noche en Lima no muere, siempre es temprano, siempre es virgen, siempre es larga e insuficiente. No hay planes, no hay maletas, no hay un itinerario, no hay un largo viaje. Solo un paseo inmoral.

A las once de la noche las tiendas van cerrando, la gente va desapareciendo, los automóviles son cada vez más escasos. La diversión empieza donde uno quiere, incluso en una esquina, luego por calles oscuras y pequeñas que llevan a una plaza gigantesca e iluminada. Todavía hay lugares qué explorar y realizar un paseo inmoral.

Somos diez. Siempre seremos diez. En una mesa, diez chilcanos, diez butifarras, diez gritos, diez salud.

Ya es otro día. Pero todavía es de noche.

¿Adónde ahora? ¿Ahora qué pasa, eh? ¿Un trago? ¿Un baile?

Cinco y cinco; y dos horas más.

¿Ya terminó todo? No. Tomamos un taxi, más al sur hay todavía plazas, más pequeñas, menos gente, menos ruido.

Diez llegan y rompen la atmósfera tranquila. Ahora sí, todos juntos de nuevo, unidos por un mismo vaso, por un mismo canto, por un mismo beso, por un mismo baile y un paseo inmoral.

Caminamos. Ya es temprano, pero en invierno la luz aparece más tarde. El paseo inmoral no termina. Todavía somos diez.

Y nadie llevó una cámara. No habrá Facebook que lo cuente.

Un paseo inmoral.

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